

Un parque de hielo amenazado por el cambio climático halla un aliado en una mina de EEUU
El lugar por excelencia para la escalada en hielo en Estados Unidos enfrentaba un futuro incierto a medida que el cambio climático amenazaba sus recursos hídricos, hasta que un salvador impensado vino a su rescate: una mina de plata.
Anclada en el corazón de las Montañas Rocosas, a una altura de 2.400 metros, Ouray es famosa entre los montañistas por su parque de hielo artificial.
Desde hace 30 años, el pueblo canaliza el agua que en invierno desciende por las paredes de un desfiladero cercano, congelándose en el lugar y creando decenas de vías de escalada.
"Es definitivamente la meca de la escalada en hielo", dijo el guía de montañismo, Clint Cook.
"No puedo pensar en otro lugar que atraiga a tanta gente como éste para escalar en hielo".
Pero una sequía de décadas amenazó la fuente de agua de la zona, al tiempo que el número de visitantes invernales se disparaba.
"Recuerdo a algunas personas que iban por el pueblo y decían: '¡No te bañes esta noche! Necesitamos esa agua en el depósito para fabricar hielo'", contó Cook, de 47 años.
Pero a partir de la próxima temporada, todo eso va a cambiar, después de la intervención de Ouray Silver Mines, que se ofreció a alquilar los derechos sobre millones de litros de agua al año, por un módico precio de un dólar.
"El agua de la mina nos proporcionará entre tres y cinco veces más agua de la que tenemos ahora", afirma Peter O'Neil, director ejecutivo de la organización sin fines de lucro Ouray Parque de Hielo.
"Y no dependeremos de los depósitos de agua de la ciudad".
- "Pueblo fantasma" -
Eso debería asegurar el futuro del parque no sólo para la "próxima generación de escaladores de hielo", sino también para todos los negocios locales que dependen de los turistas.
"Si no hubiera parque de hielo en invierno, la ciudad sería un pueblo fantasma", dijo O'Neil.
"La mayoría de los hoteles y moteles estarían cerrados".
Ouray, un pueblo de unos 900 habitantes, se fundó en el siglo XIX durante la fiebre de la plata de Colorado, un origen que evoca la estatua de un minero que fundó el pueblo.
La extracción de plata disminuyó a lo largo del siglo XX, pero la renovada demanda de nuevas tecnologías, como los paneles solares, ha revitalizado el sector.
Para Brian Briggs, antiguo director general de Ouray Silver Mines, que selló la alianza para transferir los derechos de agua al parque de hielo, la acción fue victoria para todos.
En virtud de los derechos de uso del agua en Colorado, a la mina se le reservaba millones de litros para "uso recreativo", simplemente por ser una importante propietaria de tierras.
No los utilizaba, y Briggs reconoció la necesidad de mejorar la imagen de su industria.
"A la mayoría de la gente no le gusta que en su patio trasero haya actividades mineras o industriales", afirma.
Donar el agua, pensó, era una buena forma de retribuir a la comunidad en un esfuerzo por mostrar su buena voluntad. "La gente tiene que saber que la mina no es sólo un grupo de gente mala", dijo Briggs.
- "¿Y si no hay hielo?" -
El calentamiento global, provocado principalmente por la quema incontrolada de combustibles fósiles, no sólo ha afectado a los suministros de agua, sino que también causa problemas por el aumento de las temperaturas.
Idealmente, el parque necesita varios días consecutivos en los que las temperaturas se mantengan por debajo de -7ºC para que el hielo se forme correctamente, de ahí la importancia de poder abrir los grifos en el momento adecuado.
Para los miles de personas que viajan a la autoproclamada "Suiza de Estados Unidos", donde gastan unos 18 millones de dólares al año, el acuerdo es un verdadero estímulo.
Jen Brinkley, de California, lleva 30 años visitando Ouray casi todas las temporadas, y dice que nunca imaginó que podría faltar el hielo.
Ahora, Brinkley espera que el agua de la mina asegure el futuro del parque y mejore aún más la escalada.
"Con más vías abiertas, la gente puede dispersarse y todo el mundo tiene la oportunidad de escalar", comenta.
S.Vandenberghe--JdB