Todo por un varón: un viaje a Cisjordania para elegir el sexo del bebé
Yasmine es la feliz madre de dos hijas. Pero como no imaginaba una vida sin un niño, esta árabe israelí hace un viaje de horas para eludir las reglas sobre la fecundación in vitro en Israel y elegir el sexo de su bebé en Cisjordania.
Ese día, aguarda estresada en la sala de espera de una clínica privada de Naplusa, en el norte de Cisjordania ocupada por Israel.
Tras un tratamiento con medicamentos y una extracción de ovocitos, tiene que ser sometida a una transferencia de embriones, una práctica reglamentada de manera estricta pero que es más laxa en este territorio palestino, alertan médicos.
Alrededor de la joven de 27 años, los muros de la clínica Dima están cubiertos de retratos de bebés, ofrecidos por los pacientes agradecidos con el equipo médico por haberlos hecho padres gracias a la Fecundación In Vitro (FIV).
La directora de la clínica, Amani Marmash, ginecóloga que estudió en el Reino Unido, estima tener una media de unas veinte consultas diarias, la mitad de ellas de palestinos de Cisjordania.
La otra mitad son, como Yasmine, árabes israelíes --descendientes de palestinos que permanecieron en Israel con la creación del Estado hebreo en 1948-- que van a Cisjordania para realizar una FIV denominada "selectiva".
La aplastante mayoría desea un niño que podrá perpetuar el apellido de la familia y aportar apoyo financiero, en una sociedad en la que el trabajo femenino existe pero aún no es la norma.
"Venimos a buscar un hermano para nuestras dos hijas", explica Jacki, el marido de Yasmine.
La pareja, que en cada ocasión conduce durante horas en auto desde los suburbios de Jerusalén, exigió para brindar su testimonio la utilización de nombres ficticios porque el tema de la fecundación in vitro sigue siendo tabú.
En Israel, la FIV es gratuita para las mujeres hasta los 45 años. Pero para implantarse solo embriones masculinos la mujer tiene que haber tenido ya cuatro niñas.
En Cisjordania ocupada "no piden casi nada", cuenta Yasmine, que conoció al centro Dima a través de las redes sociales.
- De 3 a 5 embriones -
En su página Facebook, la clínica se jacta de las bondades de la FIV selectiva, destacando el 99,9% de posibilidades de éxito en la selección del sexo, sin precisar que el porcentaje de resultado positivo de la fecundación en sí es mucho menor.
La posibilidad de quedar embarazada es del 60 al 65% en los mejores casos, precisa a la AFP la doctora Marmash.
Para "aumentar las posibilidades de éxito" se transfieren dos o tres embriones al útero, admite el doctor Salam Atabeh, que trabaja en esta clínica, a pesar de las recomendaciones internacionales que establecen su número en uno o dos, a lo sumo tres, para las mujeres de más de 40 años.
Según un informe del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) de 2019 sobre las clínicas privadas en Cisjordania, en el 70% de los casos se transfieren de tres a cinco embriones, lo que plantea riesgos de salud.
Yasmine eligió una transferencia de tres embriones para tener más posibilidades, tras el fracaso de una primera operación.
Y si esta también falla hará una tercera sin dudarlo, a pesar de un costo que va de 10.000 a 15.000 shekeles (entre 2.950 y 4.400 dólares), una fortuna para muchos palestinos, lo que incita a querer maximizar las posibilidades de embarazo.
- "Es un negocio" -
El doctor Atabeh deja que el paciente elija el número de embriones pero asegura informarla de todos los riesgos: hiperestimulación de los ovarios, trabajo prematuro y embarazos múltiples, así como riesgos potenciales para el bebé.
Una ginecóloga que no quiso relevar su identidad afirma que recibe cada mes en un hospital israelí a una decena de pacientes por complicaciones vinculadas con esas fecundaciones in vitro realizadas en Cisjordania.
A pesar de que son poco comunes, los casos más severos de hiperestimulación de ovarios pueden provocar una hospitalización por dificultades respiratorias, náuseas o insuficiencia renal.
Y tras un embarazo con múltiples fetos, frecuente cuando se transfieren más de dos embriones, algunos bebés pueden "encontrarse con una discapacidad de por vida", subraya esta médica, que cita riesgos de ceguera, sordera o problemas de desarrollo cerebral.
"Cuando llegan mujeres con complicaciones es Israel que paga, no las clínicas en Cisjordania", se enoja, criticando la falta de transparencia de esos centros médicos en el territorio palestino.
Esas clínicas implantan hasta cinco embriones porque "necesitan mejores resultados para tener más dinero. Es un negocio", denuncia Basem Abu Hamad, profesor de salud pública y coautor del informe del UNFPA.
En Ramala, el ministerio palestino de Salud afirma que trabaja para regular al sector.
Jefa del departamento de ginecología en el ministerio, Hadeel Masri menciona una falta de recursos para poder garantizar las fecundaciones in vitro en el sector público, lo que deja esos tratamientos en manos privadas.
Actualmente "no hacemos más que exponer a la mujer a riesgos solo por una cuestión de género", se lamenta.
D.Verstraete--JdB