La genética encuentra el rastro de los primeros humanos modernos de Europa
Científicos revelaron un vínculo entre el genoma de los primeros homo sapiens que llegaron a Europa hace 45.000 años, de los que se pensaba no había herencia genética, y el de las poblaciones mucho más tardías de un período del Paleolítico, conocido por sus estatuillas de Venus.
El descubrimiento se hizo a partir de fragmentos de cráneos del sitio arqueológico de Buran Kaya III, en la península de Crimea, al norte del mar Negro, excavado hace más de diez años.
Se trata de huesos de dos individuos de hace entre 36.000 y 37.000 años, cuyo genoma fue recientemente extraído gracias a nuevas técnicas, según un estudio publicado esta semana en Nature Ecology & Evolution.
Un equipo internacional de investigadores comparó sus genomas con bases de datos de ADN, y con el genoma del humano moderno más antiguo de Europa, secuenciado en el cráneo de una mujer de hace unos 45.000 años, encontrado en el territorio de República Checa.
Un período en el que los primeros homo sapiens, procedentes de África, desembarcaron en el continente euroasiático, cuya población se formó en oleadas sucesivas.
Una parte de esta población pionera se estableció en Asia, dejando un legado genético incluso entre las poblaciones actuales.
La historia fue más caótica para la rama europea, de la que hasta ahora no se había encontrado una huella genética.
Ésto hacía suponer que había desaparecido, hasta ser "totalmente reemplazada" -varios miles de años más tarde- por una nueva ola de migración, de la que forman parte los humanos de Buran Kaya III, genéticamente cercanos al actual homo sapiens, explicó a AFP Eva María Geigl, directora de investigación del organismo científico francés CNRS y coautora del estudio.
- Crisis climática -
El declive se produjo debido a un enfriamiento del clima y una aridificación ocurridos hace entre 40.000 y 45.000 años, agravados por una gigantesca erupción del volcán de los Campos Fedenos (Italia) que cubrió una parte de Europa con una nube de cenizas.
Esta crisis ecológica fue "lo suficientemente grave como para provocar la desaparición de estos primeros sapiens y quizás también de los neandertales", otra especie humana que se extinguió en el mismo período, continúa la genetista.
Pero el descubrimiento de su rastro en el genoma de los humanos del sitio de Crimea sugiere que una parte de este asentamiento pionero sobrevivió a la catástrofe.
"Algunos individuos sobrevivieron ya que dejaron parte de sus genes", detalla Thierry Grange, director de investigación del CNRS y coautor.
Sus descendientes "se mezclaron con los recién llegados después de que el clima se calentara y se volviese más húmedo", añade Geigl.
Los dos humanos del sitio de Crimea, que también fueron comparados con genomas más recientes, están genéticamente vinculados con poblaciones de Europa del oeste asociadas a la cultura Gravettien, situada entre hace 31.000 y 23.000 años.
Una cultura conocida por la producción de estatuillas femeninas llamadas Venus, o la Dama de Brassempuy (figura de marfil que representa una cabeza humana).
Las excavaciones de Buran Kaya III permitieron descubrir objetos bastante similares (herramientas de piedra y marfil de mamut), pero el vínculo con dicha cultura en el oeste era discutido entre los arqueólogos.
Ambas "estaban demasiado alejadas geográficamente, y había más de 5.000 años de diferencia", subraya Grange.
Sus trabajos aportan la prueba genética que permite afirmar que la cultura gravetiana tenía muchos orígenes en el este.
También que los antepasados de Europa del este emigraron hacia el oeste, "contribuyendo a los genomas de los europeos actuales", concluye Geigl.
Y.Callens--JdB