La polémica McKinsey persigue a Macron en la recta final de la campaña en Francia
El uso de consultoras por el gobierno, especialmente McKinsey, pone contra las cuerdas la candidatura del mandatario Emmanuel Macron a su reelección en Francia, resucitando su imagen de "presidente de los ricos" a nueve días de la primera vuelta.
"La polémica McKinsey perturba al candidato Macron", titula este viernes el diario Le Parisien; el rotativo Libération lo lleva incluso a su portada con una imagen del presidente cabizbajo... El caso gana fuerza, pese a los esfuerzos para minimizarlo.
Y todo ello en un momento en que su rival de extrema derecha Marine Le Pen progresa en los sondeos hasta el punto de amenazar una victoria del dirigente liberal, hasta ahora el gran favorito, en la segunda vuelta del 24 de abril.
La polémica surgió a mediados de marzo. Un informe del Senado reveló un fuerte aumento del uso de consultoras externas por parte del gobierno a partir de 2018, un año después de la llegada al poder de Macron con un impulso reformista y liberal.
Según este informe, el gasto en estos gabinetes de asesoría por parte de los diferentes ministerios pasó de 379,1 millones de euros en 2018 (417,8 millones de dólares) a 893,9 millones de euros (987,9 millones de dólares) en 2021.
"Cuando se quiere ir muy rápido y muy fuerte en una política, a veces es necesario recurrir a proveedores de servicios exteriores al Estado", defendió el lunes Macron durante una visita a Dijon, pero sin lograr atajar la controversia.
Tres días después, dos de sus ministros tuvieron que dar explicaciones en una rueda de prensa. "Ninguna consultora decidió reformas", subrayó el responsable de Presupuesto, Olivier Dussopt, quien denunció un uso partidista del informe.
McKinsey está acusado además de no pagar el impuesto de sociedades en Francia entre 2011 y 2020. Según Dussopt, esta compañía representa el 5% de los gastos de la asesoría en estrategia del Estado y el gobierno representa el 5% de su facturación.
Allegados del presidente temen que la controversia resucite en la recta final de la campaña su imagen de "presidente de los ricos", que ya galvanizó la protesta social de los "chalecos amarillos" en la primera mitad del mandato de este exbanquero.
- "Movilización general" -
El contexto no es propicio. Como entonces, el aumento de los precios de la energía refuerza el temor de los franceses sobre una pérdida del poder adquisitivo. Y Macron prometió recuperar su impopular medida de atrasar la edad de jubilación a 65 años, si es elegido.
Además, una información del sitio Off Investigation sobre el patrimonio de Macron afirma que los asociados-gerentes del banco de inversión Rothschild & Co., para el que trabajó en el pasado, reciben parte de su salario en paraísos fiscales.
La empresa desmintió "formalmente" la información basada en la declaración de una "personalidad" presentada como un "allegado" al banco de inversión y que pidió el anonimato. "No hay fraude ni hechos ni pruebas", reaccionó el equipo de campaña de Macron.
Sus rivales mantienen vivo el caso McKinsey, como un símbolo de la connivencia del presidente con el mundo de los negocios. "Es revelador del estado de ánimo de Emmanuel Macron" que trabaja con sus "amigos", dijo este viernes el ultraderechista Éric Zemmour.
La recta final de la campaña de la primera vuelta está además marcada por la progresión de Marine Le Pen, que, según los observadores, moderó su discurso aunque no su programa respecto a 2017 y se presenta como la defensora del poder adquisitivo.
"Por supuesto, Marine Le Pen puede ganar", aseguró el jueves el exprimer ministro Edouard Philippe. Para este aliado de Macron, la "agresividad" de Zemmour parece moderar a la ultraderechista, aunque su programa es "muy peligroso".
Emmanuel Macron intentará el sábado dar un nuevo impulso a su candidatura con un gran mitin, el único suyo de la primera vuelta, en Nanterre, el barrio de negocios al oeste de París, después de llamar a sus tropas a la "movilización general".
W.Lejeune--JdB