Madeleine Albright, la refugiada al frente de la diplomacia estadounidense
Llegó de niña como refugiada a Estados Unidos y acabó convirtiéndose en la primera mujer a la cabeza de la diplomacia del país. Madeleine Albright, fallecida este miércoles, fue una pionera que abrió puertas.
Albright, quien murió de cáncer a los 84 años, fue elegida por el presidente Bill Clinton para dirigir la diplomacia estadounidense tras brillar como embajadora ante la ONU.
La "voz de Estados Unidos" desempeñó el cargo dejándose guiar por la visión que tenía del "país más poderoso del mundo", "sin contrapeso" durante la posguerra.
Sus estudios brillantes y su fuerte personalidad permitieron a esta políglota de origen checo acceder a los altos peldaños del poder después de un divorcio que dio un impulso a sus ambiciones.
La que se definía como "refugiada", "coleccionista de broches" y "estadounidense agradecida" estudiaba un doctorado en relaciones internacionales cuando su profesor, Zbigniew Brzezinski, pasó a integrar el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca y la contrató. Fue su trampolín hacia cargos de liderazgo en la política internacional.
- "Nunca lloré" -
Era "mujer y extranjera", un doble hándicap, pero no permitió que ninguna barrera interfiriera en sus ambiciones.
"Sed lo que queráis", decía a sus alumnas de la Universidad de Georgetown, en Washington, como cuenta en sus memorias (Madame Secretary of State, 2003).
Apodada "la dama de hierro", como la primera ministra británica Margaret Thatcher, Albright "se prohibía cualquier signo de debilidad para no reforzar los prejuicios sobre el sexo débil". "Por ejemplo nunca lloré, mientras que los hombres de hoy tienen derecho a hacerlo".
En febrero de 1997, recién nombrada secretaria de Estado, Albright afirmó que se había enterado por la prensa de su origen judío y de que sus tres abuelos habían muerto en campos de exterminio nazis.
Marie Jana Korbelova nació el 15 de mayo de 1937 en Praga (entonces Checoslovaquia) en una familia judía y era hija del diplomático checo Josef Körbel, quien se convirtió al catolicismo antes de refugiarse en Londres en 1939 para huir de los nazis.
En 1948, cuando los comunistas tomaron el poder en Checoslovaquia, adonde su familia había vuelto, Madeleine Korbel, quien entonces estudiaba en Suiza, emigró con sus padres a Estados Unidos, primero a Denver, donde su padre daba clases en la universidad, y más tarde a Nueva York.
Hablaba inglés, checo, francés y ruso y estudió en el Wellesley College de Massachusetts, donde se graduó en ciencias políticas (1959), dos años después de naturalizarse estadounidense.
Tenía entonces 22 años y se casó con Joseph Medill Patterson Albright, heredero de un grupo de prensa, con quien tuvo tres hijas en 23 años de matrimonio.
En 1962 la familia se mudó a Washington donde Madeleine estudió en la universidad Johns Hopkins y después a Nueva York donde preparó un doctorado en ciencias políticas en Columbia.
De vuelta a Washington, trabajó para el demócrata Edmund Muskie en el Capitolio, en el Consejo de Seguridad de la Casa Blanca y para el candidato presidencial Michael Dukakis.
- "La única falda"-
Después de la llegada al poder del presidente republicano Ronald Reagan en 1981, Madeleine Albright enseñó relaciones internacionales en Georgetown, donde fue elegida mejor profesora durante cuatro años consecutivos.
Su participación en círculos de reflexión demócratas sobre temas de política exterior llevó al presidente Clinton a elegirla, en febrero de 1993, como embajadora estadounidense ante la ONU y a la cabeza del Departamento de Estado en enero de 1997.
Durante la intervención de la OTAN en Kosovo dejó su huella en el Consejo de Seguridad de la ONU, donde era la "única falda en medio de 14 trajes".
En 2001, tras el final del mandato de Clinton, creó el "Albright Group", un gabinete de asesoramiento en estrategia internacional con sede en Washington.
Nunca se alejó de la política y en enero de 2017 dijo que estaba dispuesta, en solidaridad, a registrarse como musulmana después de que el presidente Donald Trump anunciara un decreto contra la entrada en Estados Unidos de ciudadanos de determinados países de mayoría musulmana.
Y en febrero pasado, cuando crecían los rumores de una invasión rusa a Ucrania, firmó una columna en The New York Times en la que consideraba que sería "un error histórico" del presidente Vladimir Putin.
Albright era "una fuerza apasionada por la libertad, la democracia y los derechos humanos", dijo de ella este miércoles Bill Clinton.
"Una pionera (...) que literalmente abrió las puertas", añadió el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price.
Según el presidente Joe Biden, "cambió el rumbo de la historia".
A.Parmentier--JdB