Nueva Zelanda investiga una misteriosa enfermedad mortal de sus pingüinos
Una misteriosa enfermedad está diezmando las crías de los amenazados pingüinos de ojos amarillos de Nueva Zelanda, pero un grupo de científicos aseguran que pueden haber encontrado la causa.
Estas aves endémicas de Nueva Zelanda, incapaces de volar, apenas llegan a las rodillas de un humano. Presentan unos ojos de color amarillo pálido y una franja de plumas amarillas alrededor de la cabeza.
Quedan alrededor de 2.400 ejemplares vivos, según las estimaciones del departamento de Conservación de Nueva Zelanda.
Están catalogados en el máximo nivel de alerta del país: "amenazado, en peligro nacional".
La misteriosa enfermedad respiratoria que les ataca apareció por primera vez en 20 crías recién salidas del cascarón en el hospital veterinario de Dunedin en 2019.
"No podían mantener la cabeza erguida y jadeaban con ojos vidriosos", dijo la directora del hospital, Lisa Argilla, a la AFP esta semana.
"Era desgarrador ver a esos pequeños polluelos en una condición tan crítica", explicó la veterinaria.
"Todas las crías que mostraron síntomas respiratorios murieron. No había nada que pudiéramos hacer para salvarlos", agregó.
Durante la temporada de crianza de 2020, un tercio de los 150 polluelos enviados al hospital murieron también por problemas respiratorios, explicó esta veterinaria.
La profesora Jemma Geoghegan, una viróloga evolutiva, forma parte del equipo de especialistas que investiga esta enfermedad.
"El hospital veterinario hizo todo lo que tenía en su poder para evitarlo, pero sin conocer la causa es muy difícil de gestionar", señaló.
Los científicos analizaron muestras de tejidos de los polluelos muertos con una tecnología de secuenciación similar a la utilizada para identificar el coronavirus causante del covid-19.
- "Operación de locos" -
"Hay dos enfermedades que hemos estado investigando y hemos encontrado dos virus que creemos que probablemente sean los responsables", afirmó esta profesora de la Universidad Otago.
Su equipo identificó un nuevo girovirus y un nuevo megrivirus, precisó.
Estas dos enfermedades habrían matado alrededor del 25% de las crías de pingüinos de ojos amarillos (unos 50 ejemplares cada año) en las últimas temporadas de crianza, según Geoghegan.
"Hemos identificado lo que pensamos que puede ser la causa y ahora se necesita mucha investigación para averiguar si podemos prevenir o tratar la enfermedad", explicó.
Por ahora, sacan a las crías de menos de cinco días para llevarlas al hospital veterinario de Dunedin, donde pueden criarlas lejos del riesgo de infección.
En 2022, los veterinarios pudieron devolver con vida al 90% de los polluelos a sus nidos, indicó la directora Argilla.
"142 polluelos recibieron una segunda oportunidad", afirmó. "Si se hubieran quedado en el nido, la mayoría probablemente habrían sucumbido a alguna de las enfermedades y habrían muerto".
La directora de la clínica aseguró que criar a decenas de polluelos, con un equipo de 10 personas para garantizar las cinco comidas diarias de los animales, fue una "operación de locos".
Veterinarios, enfermeros, cuidadores de zoo y agentes de conservación de toda Nueva Zelanda acudieron en su ayuda, señaló.
Los pingüinos viven en dos colonias: una en el sudoeste en la isla sur del país y otra más grande en las remotas islas subantárticas de Nueva Zelanda.
La población en la primera de las colonias ha caído en un 75% desde 2008, con solo 200 parejas reproductoras, y corre el riesgo de desaparecer en dos décadas, advierten los expertos.
No todo es culpa de estas infecciones. El cambio climático o depredadores como las barracudas en el mar o perros, gatos, hurones o armiños también están causando estragos.
Argilla confía en encontrar una vacuna para proteger estos animales.
"No somos más que una ambulancia al pie de la colina que aporta su granito de arena para salvar a las aves y, con un poco de suerte, frenar el declive de la población", afirmó.
O.Meyer--JdB