Tras un año de estragos, España se prepara contra los incendios forestales
Con trajes de protección rojos de bandas fluorescentes, los soldados limpian con tesón un cortafuegos. Es un ejercicio de preparación para la temporada de incendios forestales en España, el país europeo que más hectáreas vio arder el año pasado.
En esta zona boscosa de Castilla y León, una región que se extiende desde Madrid hacia el norte y el oeste del país, los soldados de la Unidad Militar de Emergencias (UME) deforestan una franja de terreno para detener el avance de unas llamas que en esta ocasión, por suerte, son imaginarias.
"Lo que estamos haciendo es ampliar un cortafuegos, de tal manera que cuando llegue el incendio no tenga combustible" vegetal, explica el capitán Adrián Vives, jefe de una compañía de ingenieros con base en la provincia de León, mientras supervisa el ejercicio.
"Lo que hacemos es terminar de preparar a las unidades" para la temida temporada, que va de mediados de junio a finales de septiembre, señala este experto en combate de incendios de la UME, una unidad militar que colabora con los bomberos ante los fuegos más voraces o con riesgo para la población.
Según el Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS), el año pasado España registró medio millar de incendios que devoraron más de 300.000 hectáreas.
Una situación preocupante en un país golpeado por el cambio climático, que se refleja en los últimos años en más olas de calor y menos precipitaciones. La primavera meteorológica de este año ha sido la más cálida jamás registrada y la segunda más seca, según la agencia española de meteorología.
- Prevenir "todo el año" -
"¿Qué nos encontramos cuando hacemos estas maniobras? (...) Más carga de combustible en el monte" reseco que, combinado con la reducción de las precipitaciones, produce incendios con "mayores intensidades", apunta el capitán Vives.
"A estas alturas de la vida ya hay muy pocas dudas de que el cambio climático" representa "un riesgo cada vez más grave", declaró la semana pasada el director de Protección Civil de España, Leonardo Marcos.
Con grandes fuegos cada vez más tempranos, como el que en marzo pasado quemó casi 5.000 hectáreas en Castellón (este), Marcos evita hablar de 'temporada de incendios', para no bajar la guardia.
"Los incendios hay que prevenirlos todo el año", retirando leña caída, rastrojos o maleza, afirma Marcos desde el madrileño Centro Nacional de Seguimiento y Coordinación de Emergencias (Cenem).
En este edificio, enormes pantallas muestran "en tiempo real" lo que está ocurriendo en el país, con información meteorológica, advertencias de riesgo por incendios o la situación de las carreteras, detalla el funcionario, mientras varias personas vigilan sus computadores para reaccionar rápidamente en caso de detectar un foco de incendio.
Aquí es "donde llaman los centros de emergencias" de las regiones de España e incluso "de otros países" si necesitan ayuda, agrega Marcos, nombrado esta semana como nuevo director general de la Guardia Civil.
- Los bomberos protestan -
Las regiones tienen a cargo, en un país sumamente descentralizado, combatir con sus propios medios los incendios forestales. Si se ven desbordadas, las autoridades nacionales movilizan aviones contra incendios o a los efectivos de la UME.
Aunque España cuenta con uno de los dispositivos contra incendios forestales "más desarrollados de Europa", según Marcos, los bomberos denuncian deficiencias, principalmente en la coordinación entre administraciones.
"Como cada vez son mayores los incendios, cada vez coincidimos más con (...) otros cuerpos de bomberos", afirma Israel Naveso, responsable de la Coordinadora Unitaria de Bomberos Profesionales (CUBP).
Pero a falta de una ley nacional que unifique las actividades, "se nos da el caso de que no tenemos ni siquiera las mismas comunicaciones entre nosotros para poder actuar, lo que dificulta muchísimo nuestro papel", explica.
"No hay una norma que obligue a nuestros responsables políticos a que compren los mismos walkie-talkies" para la comunicación entre cuerpos, lamenta Naveso, bombero en la región de Madrid.
Sin dicha legislación, que desde hace años exigen, incluso con protestas, cada región seguirá decidiendo cómo organiza sus dotaciones, el equipamiento y el entrenamiento de sus bomberos, agravando las disparidades, agrega Naveso.
W.Wouters--JdB