El nobel de física John Clauser quería negar la teoría que acabó demostrando
El físico estadounidense John Clauser obtuvo el Premio Nobel de Física 2022 por un experimento que demostró la realidad de un proceso clave para la mecánica cuántica, una teoría que rige el mundo subatómico y sirve de base a un nuevo tipo de computadores ultrapotentes.
Pero cuando comenzó con sus investigaciones en la década de 1970 esperaba más bien demostrar lo contrario y así darle razón a Albert Einstein, quien no creía en el fenómeno, explicó en una entrevista telefónica a la AFP.
"La verdad es que realmente esperaba que ganara Einstein, lo que habría significado que la mecánica cuántica daba predicciones incorrectas", dijo el científico de 79 años desde su casa en Walnut Creek, Estados Unidos.
Nacido en Pasadena en 1942, Clauser relaciona su amor a la ciencia con su padre, fundador del departamento de aeronáutica en la universidad Johns Hopkins, en Baltimore.
"Paseaba en el laboratorio y me decía 'guau, cuando sea grande quiero ser un científico para poder divertirme con estos juguetes también'", recordó.
Mientras estudiaba en la universidad de Columbia a mitad de la década de 1960, se interesó por la física cuántica, al tiempo que una tesis en radioastronomía.
- "Completa locura" -
Según la mecánica cuántica, dos fotones de luz pueden estar "entrelazados": lo que afecta a uno afecta inmediatamente al otro, incluso a una gran distancia. Una idea de instantaneidad que contradice la famosa teoría de la relatividad de Einstein, según la cual, nada, ya sea algo material o inmaterial, puede viajar más rápido que la velocidad de la luz.
En 1935, Einstein llegó a poner en duda ese nuevo principio que supondría un "efecto aterrador a distancia".
Einstein creía que había "variables ocultas" que explicaban el fenómeno, en medio de una controversia con su amigo pero adversario intelectual Niels Bohr, uno de los padres de la física cuántica.
En 1964 el físico norirlandés John Stewart Bell desarrolló una teoría para comprobar si existen esas "variables ocultas" que tanto preocupaban a Einstein.
Lo que llevó a Clauser a estimar que era posible resolver el largo enfrentamiento entre Einstein y Bohr, a través de un experimento.
"Mi asesor de tesis pensó que era una distracción de mis trabajos de astrofísica", recuerda. Pero fue Bell quien lo motivó a seguir con el intento.
Clauser pudo realmente comenzar a trabajar sobre su experiencia tras haber sido nombrado en la universidad de UC Berkeley, en colaboración con Stuart Freedman, hoy fallecido.
Al dirigir un láser sobre átomos de calcio, se emitieron pares de fotones entrelazados en direcciones opuestas, que podían ser medidos para determinar si estaban o no relacionados.
Tras cientos de miles de pruebas, los dos científicos estaban convencidos de haber demostrado el fenómeno.
Los resultados no fueron bien recibidos por algunas eminencias, como el reconocido físico Richard Feynman, quien le dijo a Clauser que sus trabajos eran una "completa locura" y que "gastaban el tiempo y el dinero de todo el mundo".
Cuestionar los fundamentos de la mecánica cuántica no era visto entonces como algo necesario.
- Aplicaciones prácticas -
El comité del Premio Nobel difirió y entregó el premio de física a John Clauser, junto al francés Alain Aspect y el austriaco Anton Zeilinger por sus trabajos precursores en el ramo.
"Le tomó tiempo a la gente darse cuenta de la importancia de este trabajo", dice el estadounidense. "Me parecía importante en el momento en que lo hice, y me divertía haciendo estas cosas en física", recuerda. Pero ser recompensado es "la prueba" de que tenía razón.
Clauser confiesa sentirse más atraído por la física de Einstein que por la de Bohr.
Pero con el tiempo se dio cuenta del valor real de su experimento y de los de sus colegas premiados. Haber demostrado que una información puede ser distribuida en el espacio es lo que permite hoy el desarrollo de computadores cuánticos.
Así como del satélite de comunicaciones chino Micius, que usa esta teoría cuántica apoyándose en fotones entrelazados a miles de kilómetros de distancia.
"No hemos demostrado lo que es la mecánica cuántica, sino lo que no es", señala Clauser. "Y saber lo que no es permite (concretar) aplicaciones prácticas".
O.Meyer--JdB