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Un festín de frutas para los elefantes del primer orfanato de paquidermos del mundo en Sri Lanka
Plátanos, piñas, melones y pepinillos. Un centro para elefantes abandonados en Sri Lanka, el primero del mundo, celebró su 50º aniversario con un verdadero festín para sus 68 paquidermos.
El recinto de Pinnawala, situado a unos 90 km de Colombo, la capital de la isla, se ha convertido en una atracción turística en este país del océano Índico.
Autoridades y turistas fueron invitados a las celebraciones en el parque, donde pudieron observar cuatro generaciones de elefantes nacidos en cautiverio retozando en el río Maha Oya.
"El primer nacimiento en este orfanato tuvo lugar en 1984, y desde entonces ha habido un total de 76 nacimientos", cuenta Sanjaya Ratnayake, el conservador en jefe, a la AFP.
"Ha sido un programa de cría exitoso y hoy tenemos aquí a cuatro generaciones de elefantes, con el más joven de 18 meses y el más viejo de 70 años", añade.
En agosto de 2021, el centro registró su primer nacimiento de gemelos, algo muy poco habitual para los elefantes de Asia.
Dos años antes de que el orfanato se transformara en una institución gubernamental en febrero de 1975, cinco elefantes huérfanos eran atendidos en una instalación más pequeña en la turística ciudad de Bentota, al sur del país.
"Desde que el orfanato se estableció en Pinnawala en 1975, en un cocotero, los animales han tenido más espacio para deambular, con buen tiempo y abundante comida disponible en los alrededores", dice Ratnayake.
Para satisfacer el voraz apetito de los elefantes, se necesitan 14.500 kilos de hojas de cocotero y palmera, además de otros follajes.
El centro también compra toneladas de fruta y leche para los elefantes más jóvenes, que copan la atención de los visitantes.
El orfanato es una importante fuente de ingresos para el Estado, que recibe millones de dólares al año con la venta de entradas.
- Masacres -
El centro, al principio, carecía de agua corriente y electricidad. Pero en los últimos cinco años se ha convertido en una referencia internacional, afirma K. G. Sumanabanda, un cuidador de 65 años ya jubilado.
"Tuve la suerte de estar presente en el primer nacimiento en cautividad", recuerda con motivo de la celebración.
A lo largo de sus 30 años de carrera, formó a más de 60 personas y siempre es consultado por directores de templos y propietarios privados de elefantes domésticos.
Hace 20 años, las autoridades de Sri Lanka abrieron otro hogar para elefantes en el sur de la isla para atender a paquidermos huérfanos, abandonados o heridos, para luego devolverlos a su entorno silvestre.
Pinnawala es considerado por muchos como un éxito, pero Sri Lanka enfrenta conflictos entre humanos y elefantes en zonas aledañas a los santuarios de vida silvestre.
El viceministro del Medio Ambiente, Anton Jayakody, dijo a AFP que 450 elefantes y 150 personas murieron en 2023 en enfrentamientos, ligeramente por encima de las cifras del año previo.
A esto se añaden accidentes, como el registrado este jueves cerca de una reserva en la ciudad de Habarana, cuando un tren de pasajeros chocó contra un grupo de elefantes, seis de los cuales murieron.
Matar o herir elefantes es un delito penal en Sri Lanka, que tiene unos 7.000 elefantes silvestres, considerados un tesoro nacional, en parte por su importancia en la cultura budista.
Pero la matanza continúa ante la desesperación de los agricultores con los elefantes que invaden sus cosechas y destruyen su medio de subsistencia.
El viceministro confía en que el nuevo gobierno podrá abordar el problema impidiendo que los elefantes atraviesen las aldeas.
"Estamos planeando introducir barreras, que pueden incluir vallas eléctricas, zanjas u otros elementos de disuasión, para dificultar la posibilidad de que los elefantes salvajes entren a las aldeas", dijo Jayakody.
J.M.Gillet--JdB