Un reino en manos del "Maestro de cuervos" de la Torre de Londres
Como comando de los Marines Reales, Michael Chandler ha operado en los terrenos más peligrosos. Pero su misión actual es todavía más crucial: como "Maestro de cuervos" de la Torre de Londres, es responsable de la supervivencia del Reino Unido.
La leyenda relata que el rey Carlos II (1660-1685) escuchó una profecía que decía que si los cuervos dejaban algún día esa torre situada a orillas del Támesis, esta se hundiría y el reino de Inglaterra con ella.
Desde entonces, los miembros de los Yeomen Warders, el cuerpo de guardias encargados de vigilar este célebre castillo medieval que alberga las joyas de la Corona, se ocupan del cuidado de estos pájaros y velan para que al menos seis permanezcan en el recinto, como dictan las reglas promulgadas por Carlos II.
Desde marzo, Michael "Barney" Chandler, de 57 años, se ha puesto al frente de esta tarea como "Maestro de cuervos", una función que se toma muy en serio. Vestido con un uniforme negro y rojo, reconocible por su sombrero redondo de ala plana, lidera un equipo de cuatro hombres encargados de alimentar, curar y vigilar a los pájaros de la Torre.
Este antiguo comando de los Marines Reales, que participó en misiones en Irak, Afganistán o el Ártico, no tenía ningún interés particular en los pájaros antes de llegar a la Torre de Londres hace 14 años.
"Lo que me atrajo al principio era la leyenda, creo. Y después, al trabajar con ellos (...), se convirtió en algo natural", explica. "Me enamoré de los cuervos", afirma Chandler, que alaba su "extrema inteligencia".
"Tienen su personalidad, como nosotros", afirma.
Siete cuervos viven actualmente en la antigua prisión, uno más de los necesarios para estar a salvo entre imprevistos, afirma el Maestro.
- Al servicio de su Majestad -
Esa mañana, los cuervos Edgar y Harris no tienen prisa por comerse su desayuno: dos pollitos muertos que Michael les acerca a través de las rejas de su corral, situado en la hierba cerca de una de las murallas, donde las aves pasan la noche.
Sus compañeros Poppy, Georgie, Jubilee y Rex (el último en llegar y bautizado en honor del rey Carlos III) ya están fuera, revoloteando en medio de los turistas de la antigua prisión, que recibe tres millones de visitantes cada año.
También está Branwen, el séptimo, que desde hace años se niega a dormir con sus compañeros, pero tampoco huye del lugar.
"Son muy hogareños (...), así que incluso si durante el día están en libertad, no marchan", explica Michael, que también subraya el buen trato que reciben.
Eso sí, les recortan varias plumas de una ala para que no puedan volar muy alto.
En la Torre pueden sobrevivir una veintena de años, contra entre 10 y 15 en la naturaleza. El cuervo más viejo vivió en la Torre durante 44 años.
Graciosos y poco ariscos, los pájaros asustan en ocasiones a los turistas que no esperan verlos tan de cerca, posados en una escalera o en una barandilla.
"Vi un cuervo meter su pico en un bolso y robar el queso de la fiambrera de un niño", dice divertido su Maestro.
"Sirven a su Majestad igual que nosotros, los guardas reales", afirma Michael Chandler. Y el rey "recibe regularmente noticias suyas, como hacía la reina" Isabel II hasta su deceso en septiembre de 2022.
El exsoldado, que con los Yeomen Warders protegió el ataúd de la reina en Westminster durante la vigilia fúnebre, no se toma este servicio a la ligera.
"El momento de mi vida del que estoy más orgulloso", recuerda Michael. "Pero no se lo digas a mi mujer", afirma este padre de cuatro niños.
A.Parmentier--JdB