Journal De Bruxelles - Las ingenieras del sector petrolero de Irak, a pleno gas por la emancipación

Las ingenieras del sector petrolero de Irak, a pleno gas por la emancipación
Las ingenieras del sector petrolero de Irak, a pleno gas por la emancipación

Las ingenieras del sector petrolero de Irak, a pleno gas por la emancipación

El papel de esposa y madre al que suelen quedar relegadas las mujeres iraquíes se les queda corto. Safa al Saeedi y Dalal Abdelamir son ingenieras en plantas de gas y petróleo del sur de Irak, un "desafío" en un país muy conservador.

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"A mí me eligió [esta vida] no yo a ella", suelta Safa de buenas a primeras. A sus 29 años, es una de las 180 mujeres de la plantilla de 5.000 empleados de la Basra Gas Company, donde trabaja como ingeniera desde hace siete años.

Fue subiendo peldaños poco a poco, pasando de ser una simple empleada a jefa de equipo en ese mastodonte de la energía, controlada en un 51% por la empresa South Gas Company (SCG), del Ministerio iraquí de Petróleo; en un 44% por Shell y en un 5% por Mitsubishi.

Safa trabaja durante todo un mes sin parar, durante el cual vive en el complejo de la empresa, a una media hora de su casa. Luego vuelve a Basora, la gran ciudad del sur, chiita, para descansar durante las cuatro semanas siguientes o se dedica a viajar, su gran pasión (ha visitado ya una treintena de países).

Esto causa cierto malestar entre algunos familiares, que no ven con buenos ojos que una mujer soltera viva lejos de su casa para hacer carrera en un sector dominado por los hombres. En el país, solo el 13% de las mujeres forma parte del mercado de trabajo, según las estadísticas de la ONU.

"A menudo los escucho diciéndome: 'tienes casi 30 años, ¡se te va a pasar el arroz! Acabarás soltera'. Eso me hace reír pero no respondo", cuenta Safa, con el pelo y sus pendientes al descubierto.

Desde el principio "fue un desafío [...] pero me metí en este camino", recalca, decidida.

-"Mujeres poderosas y brillantes"-

Cuando está en el complejo energético, su ritual diario no cambia: se pone su uniforme azul de trabajo, su casco y se va a trabajar. Por la noche, hace deporte en el gimnasio de la empresa o corre un rato con los inmensos depósitos de gas de fondo.

"Espero acceder a algún cargo de la dirección, porque muy pocas veces se ven mujeres en esos puestos, aunque en Irak haya muchas mujeres poderosas y brillantes", explica Safa.

Una impresión que ilustra un estudio publicado el año pasado por dos agencias de la ONU: la mayoría de los iraquíes "consideran que la educación superior es tan importante para las mujeres como para los hombres. Pero la actitud respecto a la igualdad de derechos en materia de empleo discrimina a las mujeres".

En la clasificación sobre paridad del Foro Económico Mundial (WEF), Irak se situaba en 2020 en el puesto 152º de un total de 153 países analizados.

De esto, Safa sabe algo. Reconoce que en Basora, "la gente no acepta que una chica viva fuera de la casa familiar".

- Miedo al "qué dirán" -

La joven se graduó en la universidad de ingeniería petrolera de Basora en 2014 y rápidamente encontró un empleo en Shell, "que requería que pasara algunas noches fuera de casa".

Su madre se opuso, pues tenía "miedo al qué dirán y a que esto pudiera afectar a mi reputación y mis oportunidades de casarme", recuerda Safa.

Pero le dio igual. Se considera a sí misma como una actriz del cambio y anima a que otras mujeres trabajen en el sector petrolero y del gas. Y ya hay quien la imita.

Dalal Abdelamir, de 24 años, es ingeniera química en la misma planta que Safa. "Esto es lo que soñaba de niña. Es un campo en el que puedes ser creativa, seas hombre o mujer", dice.

Dalal entró en la Basra Gas Company gracias a un programa de estudios superiores que contaba con 30 personas, diez de ellas mujeres.

"No fuimos a la Universidad de Basora diciendo que queríamos contratar a mujeres. Fuimos diciendo que queríamos a los estudiantes más brillantes", explica el director general del grupo, Malcolm Mayes.

Pero eso no impidió que Dalal se sintiera intimidada en algún momento. "Al principio, pensaba que era inferior, que nunca tendría el nivel que me pedían. Tenía incluso miedo de hacer preguntas, pues temía parecer incompetente o inferior" a sus colegas varones, recuerda Dalal.

M.Kohnen--JdB