Journal De Bruxelles - Cineasta español Albert Serra cambia de registro en Cannes con una mezcla de misterio y exotismo

Cineasta español Albert Serra cambia de registro en Cannes con una mezcla de misterio y exotismo
Cineasta español Albert Serra cambia de registro en Cannes con una mezcla de misterio y exotismo / Foto: Christophe Simon - AFP/Archivos

Cineasta español Albert Serra cambia de registro en Cannes con una mezcla de misterio y exotismo

El cineasta español Albert Serra cambió de estilo este jueves en la competición de Cannes con "Pacification", una película de aire exótico y misterioso ambientada en Tahití, en la Polinesia Francesa.

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Con su peculiar forma de rodar, mucho más pendiente del "ambiente" entre los actores que del guión, Serra se muestra en esta nueva película más abierto a concesiones, y propone un cierto argumento.

El máximo representante francés en Tahití (interpretado por Benoît Magimel) se enfrenta a los rumores insistentes sobre una reanudación de los ensayos nucleares en la región.

Francia llevó a cabo durante tres décadas ensayos nucleares en sus vastas posesiones marítimas en la Polinesia Pacífico, hasta que la movilización local e internacional provocó su suspensión en 1996.

Esta es la quinta película que Serra (46 años) presenta en Cannes. Sus largometrajes, con largos planos y escasos diálogos, han irritado y fascinado a partes iguales a los críticos, en particular en Francia, donde ha filmado sus últimas películas.

- Magimel, un diplomático con una misión -

Serra es además un cinéfilo confeso, a pesar de que en el pasado ha podido declarar que el cine es el arte que menos le interesa. Como en años anteriores, desembarcó en Cannes con varios días de antelación para ver películas antes del estreno de "Pacification".

"Quería hacer una película con tema contemporáneo, después de películas sobre Luís XIV o los libertinos" del siglo XVIII, explicó en entrevista con la AFP.

"Pero al mismo tiempo me aburrían un poco los temas políticos, hacerlo en despachos oficiales, un decorado un poco burgués... " añadió.

Tahití, sus playas, su ambiente lánguido y relajado, las largas puestas de sol, las maniobras diplomáticas entre telones, marcan el escenario de la película, que dura 2h45.

Magimel, muy metido en su papel de diplomático de aires un poco colonialistas, recorre el archipiélago, invita a copas a militares en clubs nocturnos de dudosa reputación, visita a líderes independentistas tahitianos cada vez más impacientes, para intentar averiguar qué está pasando.

Los contrastes entre políticos y el pueblo agitan a los países occidentales, "y en Polinesia esos contrastes son quizás aún mayores", explicó el director.

- Actores fragilizados -

Pero "Pacification" no es una película de buenos y malos, un discurso narrativo que Serra detesta manifiestamente.

"Para eso ya están las series" televisivas, dice haciendo un gesto con el revés de la mano.

"Pacification" tiene mucho más diálogo que "Liberté", su película con escenas de sexo muy gráficas que ganó el premio especial del jurado de Una Cierta Mirada en 2019.

Pero el objetivo es el mismo: no se trata de plantear una trama con nudo y desenlace, sino de recrear una atmósfera.

Serra es conocido por dejar que las cámaras (utiliza tres) filmen durante largos minutos. Y a menudo deja a sus actores en el limbo.

"Es muy difícil esta pérdida de control de tu propia imagen. Te da una gran sensación de fragilidad, de vulnerabilidad. No sabes si estás haciendo una cosa buena u horrible", explicó a la AFP, con media sonrisa.

Para este rodaje, en pleno covid, el director contó de nuevo con su fiel actor Lluís Serrat (que hizo de Sancho Panza, en catalán, en "Honor de caballería", 2006) y con Sergi López, que interpreta a una de las "fuentes" de información en Tahití del obsesionado diplomático.

Lo que cuenta no es el argumento, insiste Serra, ni los actores, sino las imágenes.

Serra reconoce que en muchas ocasiones ni siquiera mira lo que sucede ante la cámara. Cierra los ojos y se deja guiar.

El resultado, en "Pacification", fueron 540 horas de imágenes, que luego requirieron meses de edición.

Serra reconoce que le gusta que le cuenten historias, como a todo mortal. Pero lo suyo, insiste, es diferente. "Si encadenas dos imágenes, eso ya es una historia. Y a mi eso es lo que me gusta", concluye.

jz/bl

X.Lefebvre--JdB